El Poema de los poemas de amor, es el de la separación de la mujer con respecto a sí misma. Esta sería la apertura al segundo tiempo de la transferencia. Ahora se tratará de un paso más allá de lo supuesto, una vez establecido el polo de la pérdida donde el a como resto de una operación es un resto productivo, habrá un a separado de sí mismo que no es un resto productivo, sino que es sólo escoria, sólo desecho.
Ella dirá, en mi cama, por las noches busco "eso" que amo sin poder encontrarlo. De esta manera ella sabe que no es ninguna representación la que busca sino que el encuentro es con la falta de representación, lo que mas allá de las palabras pulsa. Algo se sublimará gracias a la separación de ella misma, de esa mujer centrada en la fantasía que la reúne como virgen y puta en la que la celebran sus hombres y sus descendientes, se dispersará y esto la expulsará de su goce inmóvil , y así separada será puesta en movimiento para que escape y no llegue a saber nunca dónde está y de esta manera no se pueda nombrar el deseo, ya que lo que persistirá será el deseo de nombrar.
Dado este paso, cuerpo y goce caerán hechos pedazos y el espacio habitado por una sonoridad, saturará y angustiará el deslizamiento metafórico. Pero no será el descuartizamiento del cuerpo, será el cuerpo imposible que más allá de la multiplicidad de los pedazos regresará, hasta el arcaismo del continente mudo para enlazarse al significante ausente. Campo del Ello desde donde la teoría nos remitirá hasta esa ausencia para que se produzca la apertura de un acto que se realiza más allá del psicoanalista, una cadena de transmisión que lo que transmite es la posibilidad de poner en acto la realidad del inconsciente, que como realidad insostenible sólo puede ser interpretada.
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