Estoy impresionado, lo que pasa en el mundo
me sobrepasa.
Hay días que no se escucha
otro ruido que el fragor de las batallas.
La música es el llanto de un niño
pidiendo pan.
Sólo amo la piedra que me protege
de las balas enemigas.
El hombre actual sólo desea
tener un arma
más poderosa que el enemigo.
El hombre actual quiere ser Dios
mas no consigue tanto.
Para imponer el bien utiliza el mal,
todo lo perverso, los asesinatos.
Para imponer el bien olvida la belleza
y con la libertad hace una bandera
para luchar contra la libertad.
Vivo un poco impresionado
y, sin ser pesimista, puedo asegurar
que el hombre ya no puede dormir,
lo persiguen aviones incendiarios,
mapas extravagantes de ciudades
secretamente ocultas en la piedra.
Lo persigue el aliento de un tigre,
debajo de las sábanas, en el aire.
Lo persigue su odio, el odio de las víctimas
y no puede dormir porque en las noches,
el odio de los asesinos lo persigue.
Y nunca está tranquilo
ni cuando come, ni cuando vomita.
A veces está tranquilo con su amada,
atravesando el domingo en sobremesa
y desde la televisión, previo consenso,
le envían un misil súper-inteligente
que sólo mata niños jugando en la vereda
o madres distraídas en el supermercado
o a los pobres ancianos en la silla de ruedas.
Miguel Oscar Menassa
martes, 29 de noviembre de 2011
Lo digo antes de que me lo pregunten
Estoy impresionado, lo que pasa en el mundo
me sobrepasa.
Hay días que no se escucha
otro ruido que el fragor de las batallas.
La música es el llanto de un niño
pidiendo pan.
Sólo amo la piedra que me protege
de las balas enemigas.
El hombre actual sólo desea
tener un arma
más poderosa que el enemigo.
El hombre actual quiere ser Dios
mas no consigue tanto.
Para imponer el bien utiliza el mal,
todo lo perverso, los asesinatos.
Para imponer el bien olvida la belleza
y con la libertad hace una bandera
para luchar contra la libertad.
Vivo un poco impresionado
y, sin ser pesimista, puedo asegurar
que el hombre ya no puede dormir,
lo persiguen aviones incendiarios,
mapas extravagantes de ciudades
secretamente ocultas en la piedra.
Lo persigue el aliento de un tigre,
debajo de las sábanas, en el aire.
Lo persigue su odio, el odio de las víctimas
y no puede dormir porque en las noches,
el odio de los asesinos lo persigue.
Y nunca está tranquilo
ni cuando come, ni cuando vomita.
A veces está tranquilo con su amada,
atravesando el domingo en sobremesa
y desde la televisión, previo consenso,
le envían un misil súper-inteligente
que sólo mata niños jugando en la vereda
o madres distraídas en el supermercado
o a los pobres ancianos en la silla de ruedas.
Miguel Oscar Menassa
me sobrepasa.
Hay días que no se escucha
otro ruido que el fragor de las batallas.
La música es el llanto de un niño
pidiendo pan.
Sólo amo la piedra que me protege
de las balas enemigas.
El hombre actual sólo desea
tener un arma
más poderosa que el enemigo.
El hombre actual quiere ser Dios
mas no consigue tanto.
Para imponer el bien utiliza el mal,
todo lo perverso, los asesinatos.
Para imponer el bien olvida la belleza
y con la libertad hace una bandera
para luchar contra la libertad.
Vivo un poco impresionado
y, sin ser pesimista, puedo asegurar
que el hombre ya no puede dormir,
lo persiguen aviones incendiarios,
mapas extravagantes de ciudades
secretamente ocultas en la piedra.
Lo persigue el aliento de un tigre,
debajo de las sábanas, en el aire.
Lo persigue su odio, el odio de las víctimas
y no puede dormir porque en las noches,
el odio de los asesinos lo persigue.
Y nunca está tranquilo
ni cuando come, ni cuando vomita.
A veces está tranquilo con su amada,
atravesando el domingo en sobremesa
y desde la televisión, previo consenso,
le envían un misil súper-inteligente
que sólo mata niños jugando en la vereda
o madres distraídas en el supermercado
o a los pobres ancianos en la silla de ruedas.
Miguel Oscar Menassa
lunes, 21 de noviembre de 2011
jueves, 17 de noviembre de 2011
INDIO GRIS Revista unipersonal nº 493
miércoles, 16 de noviembre de 2011
Si me aman
lunes, 14 de noviembre de 2011
jueves, 10 de noviembre de 2011
Psicoanálisis y Poesía
Iniciar algo también es morir. Y si no se han hecho las cosas a fondo podrá más la sangre, que las palabras. Sólo en el paroxismo de su ser humano un hombre es palabras. El resto del tiempo: carne, excremento, grandes pasiones de antiguo nivel. Hundido en esa pocilga el hombre puede morir de cualquier cosa, hasta de rabia.
Para que la palabra transforme algo en alguien, debe acontecer engarzada en las más altas pasiones posibles para el hombre: El Amor, la Creación.
Miguel Oscar Menassa
Para que la palabra transforme algo en alguien, debe acontecer engarzada en las más altas pasiones posibles para el hombre: El Amor, la Creación.
Miguel Oscar Menassa
lunes, 7 de noviembre de 2011
jueves, 3 de noviembre de 2011
Dejo de latir
Dejo de latir
dejo de ser el pulso
donde antaño vibrara el Universo.
Delicadamente me entrego
a las argucias del amor
abandono el pasado
mis versos anteriores.
Miguel Oscar Menassa
dejo de ser el pulso
donde antaño vibrara el Universo.
Delicadamente me entrego
a las argucias del amor
abandono el pasado
mis versos anteriores.
Miguel Oscar Menassa
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