viernes, 29 de julio de 2011
miércoles, 27 de julio de 2011
lunes, 25 de julio de 2011
Todos los cuentos terminan con la vida o con la muerte III
Cuando vuelvas por el camino de la tierra
no detendrás tu mano ni ninguna palabra
me recordarás simplemente tendido y esperando
que el viento y la lluvia
mojen o enfríen
ay, tu quieto, tu terco corazón.
No volverás florida
ni empecinadamente revueltos los vestidos
ni nada de alegría
en tu cuerpo de haber estado antes en la ciudad
y antes todavía en el campo.
Mi amada, en esta realidad puñados de oro
saltan y golpean para que el río vuelva.
la soledad no vuelve o no es la misma.
El río no vuelve.
El amor puede quedarse dormido entre las sábanas
o las escaleras del puerto
donde los rufianes con sus amigos y los pescadores
lentamente silban su dolor
porque no viene nadie.
Amada, aquí no hay río que humedezca y alegre tu piel
Aquí la soledad.
Miguel O. Menassa
no detendrás tu mano ni ninguna palabra
me recordarás simplemente tendido y esperando
que el viento y la lluvia
mojen o enfríen
ay, tu quieto, tu terco corazón.
No volverás florida
ni empecinadamente revueltos los vestidos
ni nada de alegría
en tu cuerpo de haber estado antes en la ciudad
y antes todavía en el campo.
Mi amada, en esta realidad puñados de oro
saltan y golpean para que el río vuelva.
la soledad no vuelve o no es la misma.
El río no vuelve.
El amor puede quedarse dormido entre las sábanas
o las escaleras del puerto
donde los rufianes con sus amigos y los pescadores
lentamente silban su dolor
porque no viene nadie.
Amada, aquí no hay río que humedezca y alegre tu piel
Aquí la soledad.
Miguel O. Menassa
viernes, 22 de julio de 2011
jueves, 21 de julio de 2011
El hombre vuelve siempre siempre vuelve el amor
Volver para atrapar en el abismo tu risa del amor.
Risa furtiva,
encuentros a flor de piel fuera del tiempo.
Inconcebibles figuras,
floresta brutal donde se oculta el pálido estallido.
Un bien, un mal, una tenue esperanza
y, al final, los besos a tierra.
Toda la alegría de morir por vos
intensa, ciega,
color de claveles en plena primavera.
Un color natural,
tu boca,
tus dientes,
tu blancura infernal,
virgen del ocio, virgen de los flujos.
Miguel Oscar Menassa
Risa furtiva,
encuentros a flor de piel fuera del tiempo.
Inconcebibles figuras,
floresta brutal donde se oculta el pálido estallido.
Un bien, un mal, una tenue esperanza
y, al final, los besos a tierra.
Toda la alegría de morir por vos
intensa, ciega,
color de claveles en plena primavera.
Un color natural,
tu boca,
tus dientes,
tu blancura infernal,
virgen del ocio, virgen de los flujos.
Miguel Oscar Menassa
martes, 19 de julio de 2011
Las 2001 Noches
lunes, 18 de julio de 2011
viernes, 15 de julio de 2011
La locura
Hoy como nunca amé mi cuerpo en soledad.
Hoy como ayer fui el amante infernal.
Hoy no llegué muy lejos.
Caminé todo el día,
dando vueltas adentro de mi pieza.
Mi padre cantaba en árabe, con voz alta, hermosa.
Ensayé algunos pasos.
Moví con ternura mis manos por delante de mi cara.
Mis movimientos, eran sensuales y ligeros.
Arranqué de la higuera
las pequeñas brevas marinas y me tendí al sol.
Dejé que el desierto invadiera mi pieza.
Yo era el camello azul que galopaba,
sin agua y sin amor por el desierto.
Arena fugaz, me decía, y seguía galopando,
el tiempo se encorvaba sobre mis espaldas
y después, un paso de baile,
aquel movimiento como una ceremonia
y dejaba caer una joya a tus pies,
señora locura
y tú,
prisionera envilecida en mi mirada,
te arrastrabas entre las cadenas, mis lágrimas,
-acero y piedra- y no podías,
salir de este poema.
Me arrastré contigo a tu compás.
Miguel Oscar Menassa
Hoy como ayer fui el amante infernal.
Hoy no llegué muy lejos.
Caminé todo el día,
dando vueltas adentro de mi pieza.
Mi padre cantaba en árabe, con voz alta, hermosa.
Ensayé algunos pasos.
Moví con ternura mis manos por delante de mi cara.
Mis movimientos, eran sensuales y ligeros.
Arranqué de la higuera
las pequeñas brevas marinas y me tendí al sol.
Dejé que el desierto invadiera mi pieza.
Yo era el camello azul que galopaba,
sin agua y sin amor por el desierto.
Arena fugaz, me decía, y seguía galopando,
el tiempo se encorvaba sobre mis espaldas
y después, un paso de baile,
aquel movimiento como una ceremonia
y dejaba caer una joya a tus pies,
señora locura
y tú,
prisionera envilecida en mi mirada,
te arrastrabas entre las cadenas, mis lágrimas,
-acero y piedra- y no podías,
salir de este poema.
Me arrastré contigo a tu compás.
Miguel Oscar Menassa
miércoles, 13 de julio de 2011
martes, 12 de julio de 2011
Siniestro fue el amor que me tuviste
Siniestro fue el amor que me tuviste.
Querida, lo recuerdo,
eras como un tambor enloquecido
golpeando sin piedad, llamando a la muerte.
Mi amor fue todo lo que pude con mi canto.
Hoy ensayo para ti, acústica serpiente enamorada,
una voz gutural, ardiente, una voz poco común:
le di, le di con un martillo
le di, con intención de darle.
Apreté su cabeza, su corazón,
sus ilusiones entre palabras.
Miguel Oscar Menassa
Querida, lo recuerdo,
eras como un tambor enloquecido
golpeando sin piedad, llamando a la muerte.
Mi amor fue todo lo que pude con mi canto.
Hoy ensayo para ti, acústica serpiente enamorada,
una voz gutural, ardiente, una voz poco común:
le di, le di con un martillo
le di, con intención de darle.
Apreté su cabeza, su corazón,
sus ilusiones entre palabras.
Miguel Oscar Menassa
jueves, 7 de julio de 2011
miércoles, 6 de julio de 2011
lunes, 4 de julio de 2011
El hombre y yo -4-
Niño y anciano
preguntándose, al unísono,
los acordes posibles
del mundo en que vivimos:
Parece que la vida no comenzará nunca.
Parece que la vida ya se terminó.
No se cuál de estos hombres
será mi dueño un día
mas comienzo diciendo una verdad:
la lucha es cruel,
las ambiciones imperfectas.
Miguel Oscar Menassa
preguntándose, al unísono,
los acordes posibles
del mundo en que vivimos:
Parece que la vida no comenzará nunca.
Parece que la vida ya se terminó.
No se cuál de estos hombres
será mi dueño un día
mas comienzo diciendo una verdad:
la lucha es cruel,
las ambiciones imperfectas.
Miguel Oscar Menassa
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