jueves, 12 de febrero de 2009

Un minuto con Cortázar

Encargo
No me des tregua, no me perdones nunca.
Hostígame en la sangre, que cada cosa cruel
sea tú que vuelves.
¡No me dejes dormir, no me des paz!
Entonces ganaré mi reino,
naceré lentamente.
No me pierdas como una música fácil, no seas caricia ni guante;
tállame como un sílex, desespérame.
Guarda tu amor humano, tu sonrisa, tu pelo
Dálos.
Ven a mí con tu cólera seca de fósforo y
escamas.
Grita. Vomítame arena en la boca, rómpeme
las fauces
No me importa ignorarte en pleno día,
saber que juegas cara al sol y al hombre.
Compártelo.
Yo te pido la cruel ceremonia del tajo,
lo que nadie te pide: las espinas
hasta el hueso. Arráncame esta cara infame,
oblígame a grital al fin mi verdadero nombre.
París, 1951/1952

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