PARA ESPERARTE
He reservado para esperarte, la atmósfera de una sala de conciertos,
antes de un evento importante.
Resucité nuestras conversaciones cuidadosamente reprimidas y
alejé posibles tristezas.
No cité a ninguna penumbra y sin embargo la niebla de las
tumbas nos rodeaba, atenuada por lo extraño de una verdad
disimulada.
Áspera la monotonía de nuestros cerebros, recordaba otros
encuentros, donde los disparates aumentaban la desarmonía.
La voz vuelve cruel y desaparecen los remordimientos.
Amor, tomemos aire para hablar tranquilos.
Busquemos todo lo que no ha sucedido.
Comentémonos los últimos sucesos que vivimos.
Después, sentémonos a conversar y bebamos apetecibles
bebidas que hasta hoy entre nosotros estuvieron prohibidas.
Alguien en este mundo, lo sé, comprenderá las ausencias.
En silencio, bajo mi cabeza, cierro los ojos y agradezco
transportar la gracia que me han concedido.
Imperturbable, mecánica y cansada, vulgar para que nadie
sospeche, evoco deseos imposibles e imagino realizarlos.
En todos los tiempos cuando se trataba de bajar, regresé por la
escalera gateando para no bajar tanto.
Para esperarte, había previsto la mitad del camino recorrido, un
punto cierto para seguir avanzando.
Lucía Serrano
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