EL SALTO MÁS ALTO
tendido, rojo,
sobre las manos del sur,
Ése es el oficio del poeta.
Salir y recorrer las calles,
cual si fuera trashumante
Niño fisgón de caramelo.
Hoy, no vengas a buscarme.
Llueve,
y cuando llueve las calles relucen de plata
y te puedes perder en un abismo de alcantarilla,
si por accidente, resbalas
por la senda de los sueños.
Hoy, el niño poeta
saca su lápiz de marca alemana,
y hace garabatos en gris,
sobre la alfombra.
No hay madre.
Sólo el cantar de las gotas
sobre le tejado de su casa en Balvanera,
y la selva virgen,
que lo separa del ayer,
en maravillosa geometría.
Déjarlo salir.
Hay que soltarlo
de sus penosas ataduras.
Esos días,
cuando el alma pega un brinco,
y se deja parir por las mañanas,
el niño poeta dispone
albergar en sus pulmones
Luz.
Como canto de ave nocturna,
como el silbar de las ballenas en agosto.
como alud, cuando anuncia la montaña,
así, viene el poema.
Déjalo salir
como un salto-
Y que el tiempo
no tenga medida
entre los charcos,
y los astros digiten, a lo lejos,
amores encontrados.
más alto.
Un hombre
entregado a su escritura.
Alejandra Madormo
Del libro inédito
"Lagrimas de sal"
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