Te recuerdo:
Fuiste mi mamita, mi mamita del alma. Yo te miraba Tomasa, como miran los niños, de abajo para arriba, y me encontraba con tu boca pletórica, grandes cachetes, caderas cadenciosas con ritmo desparejo, faldas colgando al costado del cuerpo con un taca-taca a cada paso, como ensayando alguna escala musical. Me obsesionaba como te movías y me destinaras olores de tu cuerpo con el calor de tus coyunturas. Pretendía meterme debajo de tus polleras y olerte ahí como un pequeño animalito. Te acordás?, yo te contaba cuentos de la vaca con recuerdos de una ciudad, de mi niñez caminando por el empedrado y el vasito de leche recién ordeñada a las 10. Te hablaba de la zanja escarchada y del anís en la casa de la abuela, y pedía que mamá fuese tierna y se quedase un poco mas conmigo y la alegría se prolongase toda una vida. Muda permanecías lejana con cara de no comprender. Yo te asociaba a lavandas de 1810 y empanadas y niñita de mi corazón.
Hoy tengo algo que decirte: Tomasa, voy a casarme, y me pongo triste y lloro cuando te recuerdo. La cita en el aeroparque con los aviones y los anillos recién estrenados, sabes? y la copa de champagñe que levanté brindando por la felicidad y por vos para que vengas a decirme que hago bien, que todo será una larga historia, la historia donde siempre estarás porque estuviste.
Te amo.
enviado por Azul Lavanda
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