Comúnmente, cuando se habla del fin de análisis, de inmediato se piensa en el levantamiento de los síntomas. Pero los síntomas parecen tener vida propia, una vida que no depende de la evolución del análisis. Algunos desaparecen asombrosamente con las primeras sesiones, otros se metamorfosean en el curso del tratamiento, y hay otros que desaparecen o reaparecen mucho después de finalizada la cura. El hecho de que los sÍntomas desaparezcan no autoriza al practicante a imaginar y esperar un fin próximo de la cura. Antes que orientarse por el movimiento de los síntomas para deducir el fin de un análisis, es mucho más importante que el psicoanalista preste atención a los cambios de posición subjetiva del analizando. Éste, una vez que cesó de dirigir su demanda de amor al Otro de la neurosis transferencial, toma una distancia más serena respecto de su analista.
Enviado por Norma
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