CUERPO
Blanco y lechoso es, blanco y lechoso,
este cuerpo que yace al lado mío,
que hace un instante estaba entre mis brazos
envuelto en la caricia de la lana,
de la lana tejida que no aprieta,
cuyo espesor se vence sin esfuerzo.
Cuerpo que no he mirado todavía.
Sé que a mi lado está porque se mueve
como la tierra en ondas poderosas.
Que está hecho de valles y de montes,
y de zarzales, digo, de relámpagos.
Y porque el ojo esquiva su destello
cuando hacia él se dobla la cabeza.
Rueda y deslumbra: eso es casi todo.
Grave y liviano es, fuerza y suspiro.
Cuerpo de diosa, pero no de Juno,
de una diosa pequeña, mas ilustre,
de reina del marfil o de la espuma.
Así lo siento. Lo adivino así.
Pongo a la eterna lluvia por testigo.
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