Sobre las olas el movimiento no debe calcularse.
Selva de palabras habitan los recodos de mi mente, que se esclarece
con las altas planicies de un sol matutino.
Viajando, tuve que descartar el peso de lo desechable.
Amé la libertad, la esclavitud de aquel anhelo.
El ser se fue colando entre las páginas, obligándome a
decir de lo sublime, la euforia de sus bordes.
Me propuse rebelde a la evidencia y entre los desperdicios,
pensaba en todo lo que crece.
Ave mítica ni siquiera inventada, para los infinitos personajes
que cubrieron los agujeros de la falta.
Sangre purificada por cambios bruscos, no ambicionó nada,
lo tuvo todo.
Resquebrajado el miedo, la vida fue discurso.
Su amor, otro universo.
(del libro de Lucía Serrano "Blues para la Corona")
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