EL olvido de los sueños, la deformación del sueño, puede ser reconstruida durante el análisis. Como los sueños que Freud analiza son sueños que le contaron a él, interpreta, y a mi entender no de tan mala manera, que lo que se olvida del sueño se monta sobre una agresividad del sujeto. Ciertos olvidos, ocultarían algo agresivo o denigratorio hacia mi persona que el paciente no se anima a decirme. La censura onírica aprovecha cierta agresividad del sujeto soñante para olvidarse, y Freud dice: esto se ve tanto en los procesos histéricos como en los sueños. Cuando le pido al sujeto que repita el sueño que me contó, el sujeto percibe, dice Freud, un interés de dilucidar el sueño; por lo tanto lo que veré en segundo raconto del sueño serán diferencias con el primer raconto del sueño. Estas diferencias son agregadas al sueño desde el sujeto suponiendo el interés en el psicoanalista acerca de la dilucidación del sueño, cambio representaciones cercanas que denunciarían el deseo por representaciones cercanas al deseo. A la crítica de que la materia prima llegaba al observador transformada y deformada...es una indicación, es un rastro - dice Freud - de la gran desviación que tuvo que producirse para el acontecimiento de las ideas latentes. Mirando a una visión diferente a la de Janet, que era el que le hacía la crítica, Freud dice: eso que le sirve a Janet para criticar nuestra materia prima, a mí me sirve para ver en esta pequeña desviación los rastros de aquella otra gran transformación que tuvo que acontecer entre el deseo incosciente y el establecimiento de las ideas latentes.
Miguel Oscar Menassa
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