El tiempo no es el ser,
pero el ser no puede ser fuera de tiempo.
Y tiempo es una lengua, una escritura.
Un vuelo de decir sería que así como sin asociación libre no hay posibilidad de interpretación, sin escritura no hay posibilidad de transmición.
La transmición del psicoanálisis es un acto inherente a la propia producción del inconsciente.
Terminaré de diciendo que todos los caminos que llevan a Roma, llevan a Roma. Sobre todo cuando el que me mira caminar de mí esta en Roma. Sin deseo del psicoanalista no hay psicoanálisis, es tan verdadero como decir: sin psicoanalista no hay inconsciente. Si alguien no nos convence que estará en Roma esperándonos, aunque no lo este, no llegaremos nunca a Roma.
Develar a nadie lo que será de nadie.
Un existente de lo que no hay, un imposible pone las piezas en moviemiento. Un saber que no será sino bajo la regla de no saberlo.
Un poder que sólo sostendré si rechazo utilizarlo.
Un deseo de ser de la carencia la cintura del alba. Rozar, rozar sin tocar nunca y sin detenerse ante cada fracaso, porque es de eso de lo que se hablará en el diálogo de transmición: EL FRACASO DEL SER EN SERLO. Ya que todo intento será determinado desde la errancia del deseo. Desear deseos, objetos nunca sidos.
Miguel Oscar Menassa
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