Saroyan en su lecho de muerte dijo: -creía que no iba a morirme nunca...
sé a qué se refería: me imagino por siempre empujando un carrito por un supermercado en busca de cebollas, patatas y pan mientras observo a las señoras contrahechas y ridículas pasar por mi lado. me imagino por siempre conduciendo en la autopista mirando a través de un parabrisas sucio con algo que no quiero escuchar sintonizado en la radio. me imagino por siempre recostado en el sillón de un dentista con la boca abierta cual cocodrilo pensando en que estoy en el Quién es quién en América. me imagino por siempre en una habitación con una mujer deprimida y desdichada. me imagino por siempre en la bañera tirándome pedos bajo el agua y mirando las burbujas con orgullo.
pero muerto, no... la sangre moteada por los orificios nasales, la cabeza partida sobre la mesa, los dedos aferrándose al espacio oscuro... imposible...
me imagino por siempre sentado en el borde de la cama en calzoncillos con cortauñas partiendo feos y enormes pedazos de uña del pie sonriente mientras mi gato blanco está sentado en la ventana contemplando la ciudad mientras suena el teléfono...
entre las angustias que la puntúan, la vida es una costumbre de lo más dulce: entiendo a qué se refería Saroyan:
me imagino por siempre escaleras abajo abriendo la puerta camino del buzón para encontrar toda esa publicidad en la que tampoco creo.
Nuestra curiosa posición.
ResponderEliminarSaroyan en su lecho de muerte dijo:
-creía que no iba a morirme nunca...
sé a qué se refería:
me imagino por siempre
empujando un carrito por un
supermercado
en busca de cebollas, patatas
y pan
mientras observo a las señoras contrahechas y
ridículas pasar por
mi lado.
me imagino por siempre
conduciendo en la autopista
mirando a través de un parabrisas
sucio con
algo que no quiero escuchar
sintonizado en la radio.
me imagino por siempre
recostado en el
sillón de un dentista
con la boca
abierta cual cocodrilo
pensando en que
estoy en el
Quién es quién en América.
me imagino por siempre
en una habitación con una mujer
deprimida y desdichada.
me imagino por siempre
en la bañera
tirándome pedos bajo el agua
y mirando las burbujas
con orgullo.
pero muerto, no...
la sangre moteada por
los orificios nasales,
la cabeza partida sobre
la mesa,
los dedos aferrándose al
espacio oscuro...
imposible...
me imagino por siempre
sentado en el borde
de la cama
en calzoncillos con
cortauñas
partiendo
feos y enormes pedazos
de uña del pie
sonriente
mientras mi gato blanco
está sentado en la ventana
contemplando la
ciudad
mientras suena el teléfono...
entre las
angustias
que la puntúan,
la vida es una costumbre
de lo más dulce:
entiendo a qué
se refería
Saroyan:
me imagino por siempre
escaleras
abajo
abriendo la puerta
camino del
buzón
para encontrar toda esa
publicidad
en la que
tampoco
creo.
Charles Bukowski