Más confianza que la que hay tumbado en el diván y el otro sentado en el sillón, no puede haber. Todo intento de llevar esa relación a una situación de confianza consciente es producir desconfianza en la relación psicoanalítica. La relación de más confianza es cuando uno está tumbado y el otro está sentado y no se ven, ni se saludan, ni se dan la mano. Así se pueden expresar las violencias que el paciente siente, cosa que se hace imposible cuando mantienen una relación simétrica.
Cualquier persona que se anima a asociar libremente puede ser psicoanalizada. No es fácil asociar libremente. Es una paradoja. El psicoanalista recibe al sujeto con una paradoja: asocie libremente que no podrá...no podrá porque su discurso, lo sé, está determinado por el sistema inconsciente. Así que por más libre que usted quiera ser, la asociación libre a la que se refiere es: libre de la conciencia, libre de los procesos morales, ideológicos, éticos.
Si el psicoanalista lleva bien el tratamiento psicoanalítico, ni aun cuando se equivoca realmente se equivoca sino que está jugando situaciones transferenciales que tarde o temprano va a poder interpretar. El verdadero error, dice Freud, es comunicar un error sin haberlo antes concatenado a la vida psíquica del sujeto.
Del libro: "Freud y Lacan - hablados - 1"
Miguel Oscar Menassa
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