Antes de morir,
es preciso,
enfermar del todo.
Conocer el último mal.
Tener hijos,
trabajo,
ideales,
algo porque luchar.
Una fiebre intensa en el estómago,
contra todo.
Después,
morir tranquilamente.
Conocer el mal a fondo, dejarnos sorprender por el amanecer,
por una rabia,
de los sentidos,
contra la pulcritud.
Conocer,
bien amada,
quiero conocer,
la virtud del mal.
La furibunda corona de rosas embalsamadas
y la pálida,
nostálgica puta,
imperdonable,
loca de amor.
No temas,
los asesinos,
siempre que hablamos,
hablamos del pasado.
Ocurrir,
ocurrió,
fue
en tu propia mirada.
Ella y él
agonizaron en mis brazos
y vos,
eras feliz.
Miguel Oscar Menassa
Del libro: "Canto a nosotros mismos también somos América"
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