No detiene los pasos el camino
ni la esperada aurora las visiones.
Avanzan con suavidad felina las melodiosas notas
de cobre de hojas tratadas como ruinas,
frágiles por el viento, húmedas por la luna.
No puede el nervio fino alterar las pasiones
dejar quieta las aguas de algún abismo íntimo
acallar los rumores suspendidos de hechizos
la sordidez, el odio, lo oscuro de mí mismo.
No quiere la fuerza contenida de un latido profundo
demorar las salidas de los pulsos certeros,
de relámpagos fijos, de ráfagas de vértigos
que sobresaltan alas que dominan los sueños,
infinitos suspiros en donde el aire escribe
el silencio de un mundo.
No es esta vez la hora del frescor de lo verde
de lo puro imposible dando quietud al alma
de la límpida línea que embellece la mano
y hace al gesto mirada misteriosa y rasgada.
Tal vez ésta es la hora del desvelo nocturno,
del resplandor de plata arrojado al vacío
astillado en el riesgo, desgranado en palabras,
finas hebras de olvido.
Del libro: "Cuando está por llover los pájaros no vuelan"
Norma Menassa
No quiere la fuerza contenida de un latido profundo
ResponderEliminardemorar las salidas de los pulsos certeros,
de relámpagos fijos, de ráfagas de vértigos...
Excelentes versos, Norma, muy bueno!!