lunes, 5 de octubre de 2009

Cuando vengan por mí

Cuando vengan por mí
me estaré yendo
de los olores familiares,
del tomillo,
el laurel y los jazmines.
Me habré ido a sostener
conversaciones
con locos desquiciados,
cuando vengan por mí.
Será tarde o temprano.
Violentarán la puerta
de mi casa
porque no alcanzarán a comprender
que haya quedado de par en par,
abierta.
Requisarán los libros,
las cartas, los poemas
buscando una señal
de la derrota,
cuando vengan por mí.
Algún improvisado
ocasional vecino
dirá que hacía minutos
se escuchaba mi voz,
cantando un tango,
tu voz
acariciando versos de Carilda,
mi voz diciendo te amo,
minutos nada más,
pero me estaré yendo.
Los rescoldos ardiendo todavía
algún desorden
de manzanas verdes
de cáscaras y huesos en los platos,
una canilla sin cerrar
y las sábanas tibias
y otra vez ese olor...
ese olor impecable a buenos tratos
que solíamos darnos, por las tardes.

Cuando vengan por mí
y desatiendan todo cuanto amé
y profanen
lo que mi vida tuvo de sagrado.
Cuando vengan por mí
los indecentes
a proponerme pactos
con lo eterno,
habrán de distrarse
con los versos,
se hará de noche y
deberán volver
al día siguiente.

Del libro: "Claveles españoles"
Inés Barrio

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