Siniestro fue el amor que me tuviste.
Querida, lo recuerdo,
eras como un tambor enloquecido
golpeando sin piedad, llamando a la muerte.
Mi amor fue todo lo que pude con mi canto.
Hoy ensayo para ti, acústica serpiente enamorada,
una voz gutural, ardiente, una voz poco común:
le di, le di con un martillo
le di, con intención de darle.
Apreté su cabeza, su corazón,
sus ilusiones entre palabras.
Miguel Oscar Menassa
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