lunes, 2 de noviembre de 2009

Monólogo entre la vaca y el moribundo



XIII
-Muuuuu..., decía la vaca y yo me ponía a bailar de alegría porque me daba cuenta que la vaca en sus mugidos había conseguido vencer el mundo de las cosas.
-Muuuuu...Muuuuu...decía la vaca y yo me deshacía entre estertores de alegría porque la vaca había conquistado, por fin, su propio corazón.
Mientras yo me estremecía de alegría y la vaca mugía, sin parar al compás de los pájaros, los asesinos legalizaban su situación declarando la guerra a diestra y a siniestra.
-Muuuuuuuuuuu...Muuuuuuuuuuu...Muuuuuuuuuuu...Mugía la vaca con desesperación, pidiendo como sólo ella sabía hacerlo que volviéramos con urgencia a nuestra vida anterior, donde sin palabras éramos capaces de alcanzar toda la belleza con sólo mirarnos.
Y, ahí, fue cuando enternecido yo también dije mis cosas:
-Muuuuuuuuu...Muuuuuuuuu...
Y la vaca, haciendo como que caía en un paso de baile inigualable y sin nada que envidiarle al Oráculo de Delfos, dijo en voz alta:
-El premio nobel te lo darán sin necesidad de hablar.

Miguel O. Menassa

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