Yo he pagado mi boleto
he sacrificado mi nombre
exijo mi viaje de placer.
He hecho muecas feroces en lo real.
pero ella no se aleja de mí
más que la longitud de tu rostro.
El hombre vuelve siempre, siempre vuelve el amor.
Estupendo
los solos mueren solos
los acompañados los tercos
los sacerdotes vagabundos
los suaves mueren solos.
Nosotros, los poetas,
que guardamos aliento
para pegar sin respeto a Dios
para escupir los rostros
no debemos morir.
Morimos solos.
Miguel Oscar Menassa
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