miércoles, 10 de diciembre de 2008

la botella de Kleim

LA BOTELLA DE KLEIN
(Topología de la Novela) - Fragmento
por Enrique Anderson Imbert
 
Yo había dejado descansar los remos y el bote seguía su impulso cuando, en el silencio de la madrugada, algo golpeó contra la quilla. Metí la mano en el mar y pesqué una botella.
¿Botella?
Botella por el vidrio y el tamaño, no por su forma, que según lo que yo palpaba debía de ser grotesca. Al principio no pude verla porque los párpados de la neblina me cegaban, pero el tacto acabó por aguzarme la vista. Los ojos se hicieron tan táctiles como las manos, las manos tan videntes como los ojos, y gracias a la vislumbre del amanecer reconocí la botella: yo acababa de pescar ¡nada menos! la botella de Klein que horas antes me había regocijado en la ilustración de un libro de matemáticas. El cuello, sin gollete, se curvaba y volvía a sumirse en la botella como si, pornográficamente, quisiera penetrar su trasero. Absurdo. Y el trasero de la botella, a su vez, se había penetrado desde dentro por el cuello, excepto que no había ningún adentro. Absurdo. La Botella de Klein carecía de agujero y no obstante, enloquecida frente al espacio, se escapaba por el interior de sí misma. Absurdo.
Me incliné sobre la borda para llenar la botella de agua, aunque me constaba que era imposible. Se me resbaló de las manos y una ola se la llevó consigo, hacia delante.
La perspectiva suele engañarnos con cómicos trucos. Una persona disminuye de estatura según la distancia a que se nos ponga. Se aleja, y ya es un pigmeo, un soldadito de plomo, una hormiga, un punto. En cambio, la botella cuanto más se alejaba más se agrandaba y me reí (¿de miedo?) cuando de súbito la perdí de vista: comprendí que no la veía más, no por estar lejos, sino porque yo sin saber cómo, me había dejado embotellar y estaba flotando simultáneamente por los adentros y las afueras de la Botella de Klein, botella que no tiene ni afueras ni adentros. Absurdo, absurdo, absurdo. El absurdo que otros buscan en la mística oriental a mí me sobrevenía por una de las vías de la ciencia occidental: la matemática de la Topología.
Recogí los remos y remé sin destino. Estaba perdido...... 
 
                                                                                                                                                                                           
                                                                                                                                                                                Enviado por Norma

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