"Como una realización": cuando pongo "como una realización", "el sueño es como una realización de deseos", la palabra realización proviene de la demarcación de la realidad objetiva. En la realidad objetiva, lo que ocurre cuando se sueña es que acontece una realización de deseos, parecido a una realización de deseos. Es decir, volvemos a un problema de la técnica que tantas veces nos va a llamar la atención: si en la realidad material el sueño es como una realización de deseos, es en la realidad psíquica donde existe este acontecimiento de la realización de deseos. Por lo tanto, en este capítulo Freud nos plantea algo altamente interesante en el sentido de por lo menos una doble alteridad del sujeto. Pues, el "como realizado" habla del sujeto inmerso en una realidad con un otro semejante, con el cual se establecen lazos invisibles, y si nos permitimos una generalización, no conscientes. Se llaman las relaciones sociales. Pero Freud propone en el "como" la realidad psíquica y en la realidad psíquica el sujeto padece una alteridad diferente, con otro que no es su semejante, con un otro que propone para el sujeto un escenario de aconteceres del cual nada sabría. Por lo tanto el campo ideológico que abre este capítulo de La Interpretación de los Sueños, el campo ideológico que abre el psicoanálisis, es el campo de un saber no sabido para el sujeto.
En esta doble alteridad se desarrolla la realización del deseo.
Miguel Oscar Menassa
miércoles, 30 de junio de 2010
martes, 29 de junio de 2010
lunes, 28 de junio de 2010
Aforismos y decires
1540_ Entro en la vejez con paso firme. Dispuesto a sustituir, hasta donde se pueda, todo lo que no funcione o funcione mal. Se trate de órganos o negocios o personas o dinero o amores o versos. Todo lo que no funcione debe ser sustituido, hasta donde se pueda. De esa manera, también, habrá vejez, habrá muerte, pero no habrá estupidez, no habrá miseria.
Miguel Oscar Menassa
Miguel Oscar Menassa
viernes, 25 de junio de 2010
jueves, 24 de junio de 2010
miércoles, 23 de junio de 2010
Lo inconsciente y la conciencia. La realidad
Toda disciplina científica, aunque no se lo proponga, una vez propuesta como disciplina científica en el medio social, interviene en otras disciplinas transformando las ideologías y las filosofías que conciben las prácticas.
El practicante del psicoanálisis practicará dos modos: sobre otros y sobre sí mismo. Cuando se aisla la práctica técnica de esos dos soportes, es decir, el soporte teórico y el soporte del análisis individual, encontramos todos los desvíos de la práctica contemporánea del psicoanálisis; se fijan consejos, se dogmatizan las articulaciones y el fundamento de esa práctica deja de ser, entonces, la teoría psicoanalítica para pasar a ser los modelos ideológicos del Estado, que son los que rigen la producción de sentido en las corporaciones psicoanáliticas.
Así como el deseo inconsciente pierde consistencia, es decir no existe al quedar descartada la articulación teórica que lo produce y las interpretaciones que así dejan de ser psicoanalíticas recaen en su totalidad sobre el quehacer del sujeto, olvidando la sobredeterminación inconsciente que como efecto del trabajo inconsciente, el sujeto padece.
La formación del psicoanalista tendría que ser personal. El recorrido del sujeto por su propio imaginario. Cada imaginario es diferente. El lenguaje es el mismo pero el habla es algo particular de cada uno; por lo tanto el recorrido del sujeto por su propio imaginario no puede ser igual para todos. Aunque las leyes sean igual para todos, no lo son sus cumplimientos y por lo tanto sus sanciones.
Miguel Oscar Menassa
El practicante del psicoanálisis practicará dos modos: sobre otros y sobre sí mismo. Cuando se aisla la práctica técnica de esos dos soportes, es decir, el soporte teórico y el soporte del análisis individual, encontramos todos los desvíos de la práctica contemporánea del psicoanálisis; se fijan consejos, se dogmatizan las articulaciones y el fundamento de esa práctica deja de ser, entonces, la teoría psicoanalítica para pasar a ser los modelos ideológicos del Estado, que son los que rigen la producción de sentido en las corporaciones psicoanáliticas.
Así como el deseo inconsciente pierde consistencia, es decir no existe al quedar descartada la articulación teórica que lo produce y las interpretaciones que así dejan de ser psicoanalíticas recaen en su totalidad sobre el quehacer del sujeto, olvidando la sobredeterminación inconsciente que como efecto del trabajo inconsciente, el sujeto padece.
La formación del psicoanalista tendría que ser personal. El recorrido del sujeto por su propio imaginario. Cada imaginario es diferente. El lenguaje es el mismo pero el habla es algo particular de cada uno; por lo tanto el recorrido del sujeto por su propio imaginario no puede ser igual para todos. Aunque las leyes sean igual para todos, no lo son sus cumplimientos y por lo tanto sus sanciones.
Miguel Oscar Menassa
martes, 22 de junio de 2010
Juegos prohibidos
El mundo es un giro de viento;
abre las puertas detenidas;
yo abro las puertas,
yo soy el mundo.
Hablo a las baldosas
con la lentitud ingenua
de la renovación,
yo me renuevo.
Salto las ventanas viejas
de un barrio pobre
y amo a las muchachas
aún despiertas.
Les dejo el corazón
y luego parto.
Conmigo queda el aliento
que más tarde doy
por las calles de aquí,
por donde caminamos todos
todos los días.
Al llegar a las esquinas frías
me detengo,
miro el cielo:
no es imposible.
Y vuelo entonces sobre esta sonrisa atlética
para cubrir
algunas faltas de amor.
Miguel Oscar Menassa
abre las puertas detenidas;
yo abro las puertas,
yo soy el mundo.
Hablo a las baldosas
con la lentitud ingenua
de la renovación,
yo me renuevo.
Salto las ventanas viejas
de un barrio pobre
y amo a las muchachas
aún despiertas.
Les dejo el corazón
y luego parto.
Conmigo queda el aliento
que más tarde doy
por las calles de aquí,
por donde caminamos todos
todos los días.
Al llegar a las esquinas frías
me detengo,
miro el cielo:
no es imposible.
Y vuelo entonces sobre esta sonrisa atlética
para cubrir
algunas faltas de amor.
Miguel Oscar Menassa
miércoles, 16 de junio de 2010
martes, 15 de junio de 2010
El método de la interpretación onírica
Más confianza que la que hay tumbado en el diván y el otro sentado en el sillón, no puede haber. Todo intento de llevar esa relación a una situación de confianza consciente es producir desconfianza en la relación psicoanalítica. La relación de más confianza es cuando uno está tumbado y el otro está sentado y no se ven, ni se saludan, ni se dan la mano. Así se pueden expresar las violencias que el paciente siente, cosa que se hace imposible cuando mantienen una relación simétrica.
Cualquier persona que se anima a asociar libremente puede ser psicoanalizada. No es fácil asociar libremente. Es una paradoja. El psicoanalista recibe al sujeto con una paradoja: asocie libremente que no podrá...no podrá porque su discurso, lo sé, está determinado por el sistema inconsciente. Así que por más libre que usted quiera ser, la asociación libre a la que se refiere es: libre de la conciencia, libre de los procesos morales, ideológicos, éticos.
Si el psicoanalista lleva bien el tratamiento psicoanalítico, ni aun cuando se equivoca realmente se equivoca sino que está jugando situaciones transferenciales que tarde o temprano va a poder interpretar. El verdadero error, dice Freud, es comunicar un error sin haberlo antes concatenado a la vida psíquica del sujeto.
Del libro: "Freud y Lacan - hablados - 1"
Miguel Oscar Menassa
Cualquier persona que se anima a asociar libremente puede ser psicoanalizada. No es fácil asociar libremente. Es una paradoja. El psicoanalista recibe al sujeto con una paradoja: asocie libremente que no podrá...no podrá porque su discurso, lo sé, está determinado por el sistema inconsciente. Así que por más libre que usted quiera ser, la asociación libre a la que se refiere es: libre de la conciencia, libre de los procesos morales, ideológicos, éticos.
Si el psicoanalista lleva bien el tratamiento psicoanalítico, ni aun cuando se equivoca realmente se equivoca sino que está jugando situaciones transferenciales que tarde o temprano va a poder interpretar. El verdadero error, dice Freud, es comunicar un error sin haberlo antes concatenado a la vida psíquica del sujeto.
Del libro: "Freud y Lacan - hablados - 1"
Miguel Oscar Menassa
viernes, 11 de junio de 2010
Yo pecador I
Me seducen los aros y los colgantes coloridos
las piedras coloradas y los rubíes
y las sencillas violetas en el rincón del patio.
De las vidrieras me atrapan los tonos amarillos
el sol contra la puerta cancel
y el color ocre de la galería en Chiclana.
Hierro forjado a mano por suaves forjadores
en el estilo imperial de la muralla china
hacia el oeste se extendía solemne el patio de mi casa
y hacia el misterio de la calle, el precipicio.
Después del precipicio la plazoleta verde
lejana inalcanzable
como la tierra prometida.
A mí
cuando pequeño
me separaba de la calle una escalera
una escalera blanca
con dos barandas verdes de cedro a los costados.
La idea fija era volar
una tarde, verano en Buenos Aires
el patio era un desierto.
Sólo un valiente se animará a cruzarlo.
Me puse las botas me coloqué la máscara antigás
y en cuatro saltos alcancé el rincón del patio
donde crecían las violetas.
La puerta cancel quedó a la vista.
Mientras los enemigos dormían atontados
por el alcohol del mediodía,
me paré en el primer escalón de la escalera.
Abrí mis brazos. Respiré profundamente
dispuesto a todo
y perdí los sentidos
cuando me invadieron por primera vez
los olores lujuriosos de aquel sombrío patio.
Miguel Oscar Menassa
Del libro: "Yo pecador"
las piedras coloradas y los rubíes
y las sencillas violetas en el rincón del patio.
De las vidrieras me atrapan los tonos amarillos
el sol contra la puerta cancel
y el color ocre de la galería en Chiclana.
Hierro forjado a mano por suaves forjadores
en el estilo imperial de la muralla china
hacia el oeste se extendía solemne el patio de mi casa
y hacia el misterio de la calle, el precipicio.
Después del precipicio la plazoleta verde
lejana inalcanzable
como la tierra prometida.
A mí
cuando pequeño
me separaba de la calle una escalera
una escalera blanca
con dos barandas verdes de cedro a los costados.
La idea fija era volar
una tarde, verano en Buenos Aires
el patio era un desierto.
Sólo un valiente se animará a cruzarlo.
Me puse las botas me coloqué la máscara antigás
y en cuatro saltos alcancé el rincón del patio
donde crecían las violetas.
La puerta cancel quedó a la vista.
Mientras los enemigos dormían atontados
por el alcohol del mediodía,
me paré en el primer escalón de la escalera.
Abrí mis brazos. Respiré profundamente
dispuesto a todo
y perdí los sentidos
cuando me invadieron por primera vez
los olores lujuriosos de aquel sombrío patio.
Miguel Oscar Menassa
Del libro: "Yo pecador"
miércoles, 9 de junio de 2010
lunes, 7 de junio de 2010
Canto décimo
Antes de morir,
es preciso,
enfermar del todo.
Conocer el último mal.
Tener hijos,
trabajo,
ideales,
algo porque luchar.
Una fiebre intensa en el estómago,
contra todo.
Después,
morir tranquilamente.
Conocer el mal a fondo, dejarnos sorprender por el amanecer,
por una rabia,
de los sentidos,
contra la pulcritud.
Conocer,
bien amada,
quiero conocer,
la virtud del mal.
La furibunda corona de rosas embalsamadas
y la pálida,
nostálgica puta,
imperdonable,
loca de amor.
No temas,
los asesinos,
siempre que hablamos,
hablamos del pasado.
Ocurrir,
ocurrió,
fue
en tu propia mirada.
Ella y él
agonizaron en mis brazos
y vos,
eras feliz.
Miguel Oscar Menassa
Del libro: "Canto a nosotros mismos también somos América"
es preciso,
enfermar del todo.
Conocer el último mal.
Tener hijos,
trabajo,
ideales,
algo porque luchar.
Una fiebre intensa en el estómago,
contra todo.
Después,
morir tranquilamente.
Conocer el mal a fondo, dejarnos sorprender por el amanecer,
por una rabia,
de los sentidos,
contra la pulcritud.
Conocer,
bien amada,
quiero conocer,
la virtud del mal.
La furibunda corona de rosas embalsamadas
y la pálida,
nostálgica puta,
imperdonable,
loca de amor.
No temas,
los asesinos,
siempre que hablamos,
hablamos del pasado.
Ocurrir,
ocurrió,
fue
en tu propia mirada.
Ella y él
agonizaron en mis brazos
y vos,
eras feliz.
Miguel Oscar Menassa
Del libro: "Canto a nosotros mismos también somos América"
viernes, 4 de junio de 2010
jueves, 3 de junio de 2010
Psicoanálisis y Psicosis
Última parte
Como Director de la escuela de Psicoanálisis Grupo Cero, no debería concluir mi exposición sobre el psicoanálisis y la psicosis sin antes hablar de la formación a la cual debe aspirar un candidato al psicoanálisis que se fuera a dedicar al tratamiento psicoanalítico de la psicosis.
Primero he de decir que durante mucho tiempo, hasta hace unos pocos años, yo pensaba que era imposible formarse completamente como psicoanalista y de la locura, al fin y al cabo, no pensaba que debiera extirparse del mundo.
Así que, con esos pensamientos donde cohabitaban un psicoanalista formado por la mitad o incompletamente y un psicótico constituido como tal, se hacía evidente que la locura no podía tener el tratamiento adecuado.
El segundo paso fue pensar que, tal vez, varios analistas formados incompletamente, pudieran encarrilar el discurso psicótico. De ahí, a los grupos analizadores de contención estábamos a un paso. Pero hubimos de esperar un tiempo más frente a la pregunta ¿quién se resiste?
Y si bien Freud y Lacan llegaron a enunciar y hoy seguramente algún trabajo versará sobre eso, que en el tratamiento de la psicosis el paciente será toda la resistencia y el psicoanalista, por tanto, será el que tenga que poner en juego su propia transferencia para que sea posible poner en juego su propia transferencia para que sea posible el tratamiento, sin embargo, lo que veíamos no era exactamente eso. En todos nuestros casos siempre fue la familia del psicótico el núcleo de todas las resistencias a la curación. Además pudimos comprobar, lamentablemente, que la sociedad en su totalidad se resiste a que el loco cure como para volver a inscribirse en la matriz social de materializaciones.
El tercer paso fue darnos cuenta que además de utilizar varios analistas en el tratamiento de la psicosis, varios habrían de ser, también, los pacientes y varios y diferentes los niveles de análisis que un psicoanálisis tendrá que poder aspirar a cierto éxito en el tratamiento de la locura.
Y si desde Freud sabemos que de la palabra se trata, el psicótico anuncia en su decir, que pertenece a una raza de hombres que no se reproducen por sexuación y, que por tanto, son criaturas inmortales. Su decir, por otra parte, no puede en ningún caso separarse del decir de la familia. Institución ésta, encargada de humanizar al cachorro de hombre y puesta estos últimos siglos por los cielos como matriz privilegiada de todo proceso de civilización, en realidad fue algo surgido, directamente de la selva; ya que los animales antes de la palabra, en los estadios presimbólicos, se organizaban en familias para repoducir y cuidar sus especies. Quiero decir que la familia, también la familia del psicótico, sólo por el hecho de ser familia guarda en algún registro del discurso que transmite, los mismos inconvenientes con el lenguaje, que luego padecerá o se harán evidentes en el psicótico.
Ví nada ni vacío ni altura.
Oí lo que ya no hablaba.
Bebí con desesperación la sed.
Toqué lo muerto. Todo lo inacabado.
Miguel Oscar Menassa
Como Director de la escuela de Psicoanálisis Grupo Cero, no debería concluir mi exposición sobre el psicoanálisis y la psicosis sin antes hablar de la formación a la cual debe aspirar un candidato al psicoanálisis que se fuera a dedicar al tratamiento psicoanalítico de la psicosis.
Primero he de decir que durante mucho tiempo, hasta hace unos pocos años, yo pensaba que era imposible formarse completamente como psicoanalista y de la locura, al fin y al cabo, no pensaba que debiera extirparse del mundo.
Así que, con esos pensamientos donde cohabitaban un psicoanalista formado por la mitad o incompletamente y un psicótico constituido como tal, se hacía evidente que la locura no podía tener el tratamiento adecuado.
El segundo paso fue pensar que, tal vez, varios analistas formados incompletamente, pudieran encarrilar el discurso psicótico. De ahí, a los grupos analizadores de contención estábamos a un paso. Pero hubimos de esperar un tiempo más frente a la pregunta ¿quién se resiste?
Y si bien Freud y Lacan llegaron a enunciar y hoy seguramente algún trabajo versará sobre eso, que en el tratamiento de la psicosis el paciente será toda la resistencia y el psicoanalista, por tanto, será el que tenga que poner en juego su propia transferencia para que sea posible poner en juego su propia transferencia para que sea posible el tratamiento, sin embargo, lo que veíamos no era exactamente eso. En todos nuestros casos siempre fue la familia del psicótico el núcleo de todas las resistencias a la curación. Además pudimos comprobar, lamentablemente, que la sociedad en su totalidad se resiste a que el loco cure como para volver a inscribirse en la matriz social de materializaciones.
El tercer paso fue darnos cuenta que además de utilizar varios analistas en el tratamiento de la psicosis, varios habrían de ser, también, los pacientes y varios y diferentes los niveles de análisis que un psicoanálisis tendrá que poder aspirar a cierto éxito en el tratamiento de la locura.
Y si desde Freud sabemos que de la palabra se trata, el psicótico anuncia en su decir, que pertenece a una raza de hombres que no se reproducen por sexuación y, que por tanto, son criaturas inmortales. Su decir, por otra parte, no puede en ningún caso separarse del decir de la familia. Institución ésta, encargada de humanizar al cachorro de hombre y puesta estos últimos siglos por los cielos como matriz privilegiada de todo proceso de civilización, en realidad fue algo surgido, directamente de la selva; ya que los animales antes de la palabra, en los estadios presimbólicos, se organizaban en familias para repoducir y cuidar sus especies. Quiero decir que la familia, también la familia del psicótico, sólo por el hecho de ser familia guarda en algún registro del discurso que transmite, los mismos inconvenientes con el lenguaje, que luego padecerá o se harán evidentes en el psicótico.
Ví nada ni vacío ni altura.
Oí lo que ya no hablaba.
Bebí con desesperación la sed.
Toqué lo muerto. Todo lo inacabado.
Miguel Oscar Menassa
miércoles, 2 de junio de 2010
Atenas
Atenas era la muchacha
que tenía un país entero en los ojos.
Los peces la remolcaron hasta más allá
de las cañas altas
y ella comenzó a sentirse sola
antes que sus ojos fuesen color país.
Solía caminar desnuda por el cielo
y decirle a Dios
que la corriese
que la mirase
Ella y los cuentos se parecían.
Cuento:
nació en el puerto
entre maderas de amor
golpeadas por hombres sucios
y una canción de golosinas.
Ella:
un día era rubia
luego nació su corazón
y los hombres le compraron juguetes.
A veces
se atrevía
hablaba de su padre.
Miguel Oscar Menassa
martes, 1 de junio de 2010
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